AYER Y HOY

Tic tac, tic tac... Si hay algo que no cambió demasiado en las últimas décadas, ciertamente que es el metrónomo. Este aparato, diseñado para indicar el tempo o pulso de las composiciones musicales, data de principios del 1800. Es así como el alemán Johann Mälzel patento su metrónomo mecánico a cuerda, bajo el título de “Instrumento/máquina para la mejora de todas las interpretaciones musicales”. ¡Casi nada! Como dato curioso, fue Beethoven el primer compositor que empleó indicaciones metronómicas o de tempo en sus obras.
Si bien con el correr de los años salieron al mercado metrónomos electrónicos y también los de software, el uso de este aparato, que bien puede tener una aguja indicadora o simplemente un pulso sonoro, sigue siendo siempre el mismo. ¡Hay que tocar a tempo! Incorporar un metrónomo como parte regular de la práctica, puede ayudar a dominar una pieza musical y mejorar la interpretación. Es una buena idea que todo músico sepa cómo usar un metrónomo. Convengamos que no por nada, todos los programas de notación musical incluyen sí o sí el valor de la negra en la parte superior de sus partituras.
Un detalle a tener en cuenta al momento de elegir un metrónomo, es saber cuáles son nuestros requerimientos. Los mecánicos tienen funciones más básicas, y son quizás los más adecuados para instrumentos como la guitarra clásica. Por su parte, los digitales incluyen más características, como por ejemplo la subdivisión de figuras, y hasta en muchos casos, incorporan un afinador.

Fotos: Lugox Music
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