Almafuerte y Tren Loco, Logos y Apocalipsis, son nombres de bandas que marcaron y marcan el camino del género metálico. A lo largo de las entrevistas, estos “bajistas del metal” comparten con nosotros no sólo sus preferencias en cuanto a sonido y equipamiento, sino también sus experiencias a lo largo de su extensa carrera como músicos. BETO CERIOTTI
Fui a estudiar guitarra a los ocho años en el Instituto Superior de Música de Ramos Mejía. Eso fue hasta que empecé el Industrial, y mi familia ya no me podía bancar el estudio de la guitarra y el colegio. Pero a los 16 años, yo venía contento con mi guitarrita cantando canciones de Vox Dei y Pastoral, hasta que escuché a El Reloj. Cuando escuché El Reloj dije: “…yo quiero ser músico”. Así que a los 16, un amigo de San Justo necesitaba alguien que tocase el bajo en un par de temas, y me pidió que le hiciese la gamba. Este muchacho se había comprado un Rickenbacker 4001 hacía unos diez días. Y cuando me cuelgo ese bajo, me quedé asombrado por el sonido. ¡Me sentí una suerte de Rambo! Pulsé la cuerda y atrás mío sentí como un golpe. Eh… ¿qué pasó? Después comprendí cuál es la función del bajo dentro de la canción. Me hago a la idea que en nuestro rubro, el bajo es una suerte de cinco, como en el fútbol. Se maneja en el medio campo, trabaja con la defensa y también con el ataque. Entonces, más o menos ésa es la función que me gustó en su momento, y es la que me sigue gustando hasta el día de hoy. No me gusta andar haciendo malabarismo con el instrumento. Me gustan esas bases sólidas, y me gusta la gente que toca el bajo con sonido a bajo y hace frases de bajo. Tenés al señor Geezer Butler (Black Sabbath) o el maestro Roger Glover (Deep Purple). También Roger Waters (Pink Floyd), John Entwistle (The Who), Geddy Lee (Rush) o Paul McCartney. Nunca me gustó el músico de acto circense. Lo que intento hacer es tocar en función al tema. Si el tema pide en algún momento algo de virtuosismo, trataremos. Pero si hay que achicarse y hacer molde, hagámoslo. La vedette de todo es el tema. Hay veces que escucho bandas, donde todos están pelando juntos a la vez, y yo me alucino un bar lleno de gente, donde todos hablan al mismo tiempo.
GUSTAVO ZAVALA
Mi viejo es guitarrista y compositor de tango y folclore. Es más, la zamba “Al rio Conlara” de “Venas de acero” (2008) es de él. En casa, él siempre miraba “Grandes valores del tango”, el programa de Soldán. Yo miraba la tele con él, y veía que el bandoneón se escuchaba, la guitarra se escuchaba, el piano se escuchaba, pero había una tipo que tocaba un instrumento gigante que no se escuchaba para nada. Me acuerdo que yo le pregunté a mi viejo: “¿y ese instrumento qué es?, porque el tipo no toca nada…” Entonces mi viejo me mira y me dice: “no, el bajo no se esucha, se siente…” Yo tenía ocho años, ¡y me mató! Pasó el tiempo, y en la secundaria empecé a escuchar a Los Beatles, Creedence, Deep Purple, Black Sabbath, Led Zeppelin. Y cuando armamos la banda a fines de los '70 con el “Turco” Atala, fue una cosa natural que yo me encargase del bajo. En realidad, empezamos con dos guitarras criollas tocando “Dizzy Miss Lizzy” de Los Beatles, pero yo hacía la línea del bajo.
Almafuerte y Tren Loco, Logos y Apocalipsis, son nombres de bandas que marcaron y marcan el camino del género metálico. A lo largo de las entrevistas, estos “bajistas del metal” comparten con nosotros no sólo sus preferencias en cuanto a sonido y equipamiento, sino también sus experiencias a lo largo de su extensa carrera como músicos.
