MARCELO TORRES

EL MOTOR ES LA MÚSICA

Este bajista, compositor y autor, además de haber integrado las bandas de Luis Alberto Spinetta, Lito Vitale, Adriana Varela y el Indio Solari entre muchos otras, tiene editados a lo largo de su extensa carrera, cinco discos como solista.

Lo que viene conmigo no cambió, y me refiero al sentido estético de la música, que tiene que ver con todos los discos que fui haciendo: “Edad luz” (’93), “Constructor de almas” (2003), “Átomo” (2010), “Universos en miniatura” (2014), y “Adivino del tiempo” (2018). Lo que sí siento, es que con el tiempo fui creciendo y pude componer música, armado de más elementos, tanto rítmicos como armónicos o melódicos. Igual, cuando compongo una canción no pico desde el lugar del conocimiento, sino desde la emoción. Todo lo que voy estudiando se va incorporando en algún lugar de mi cabeza, que después surge en la música.

Creo que los bajistas tenemos una ventaja con respecto a otros instrumentos. El bajo eléctrico no es un instrumento que define un estilo musical. Si tocás el acordeón o el bandoneón o el cello, son instrumentos que quizás tienen una representación más fuerte dentro de un género específico, cosa que no sucede con el bajo eléctrico. El bajista toca cumbia, toca jazz, toca rock, toca folclore, toca tango, cualquier música étnica, lo que quieras. En ese sentido, los bajistas tenemos un campo de trabajo muy grande. Pero por otro lado, también tenemos que aprender los patrones rítmicos de todos estos estilos, para poder tocarlos como se debe. Si tenés que tocar reggae, un samba, una bossa, un tumbao, un ritmo en ¾ o una chacarera, es toda información que tenés que saber manejar.

Con Tantor (’81) -Héctor Starc y el recordado Rodolfo García- vino una gran exposición masiva dentro del ambiente del rock. Me acuerdo que en el primer show estaban Spinetta y Charly García en la primera fila.
Con Lito Vitale desarrollamos una música instrumental de la cual me siento, en parte, muy involucrado. Con Lito fuimos como nueve veces a tocar a Europa, con un éxito increíble. Fue lo más parecido al ideal de la vida de músico; hacer giras y laburar de esto con permanencia.
Ya después vino lo de Spinetta. Con Spinetta estuve seis años y grabamos cinco discos tremendos y hermosos. Su música la conocía desde que yo tenía doce años, y también me formó como músico. Por ejemplo, Machi y Pomo habían grabado con Pappo, y después fueron parte de Invisible. Pensar en la ductilidad de esos músicos, fue también una gran influencia para mí. Cuando empecé y me decidí por ser músico, yo los veía y me decía que quería ser como ellos. Así que llegar a compartir y a tocar con todos estos músicos fue muy importante, sobre todo en lo que a energía positiva se refiere. Salir adelante en este país no es fácil, con un medio que es bastante hostil para con los artistas. Por eso es muy importante tener a músicos que te van mostrando el camino.
Marcelo Roascio

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